No hay duda de que la tutoría es una actividad inherente a nuestra función como maestros, que se realiza de forma individual y colectiva con los alumnos, con el objetivo de facilitar su integración personal en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Además, la acción tutorial persigue el ayudar a hacer personas, es decir, como tutores tenemos la gran responsabilidad de enseñar a nuestros alumnos a ser persona, a convivir, a pensar y a decidir.
Asimismo, los tutores actuamos como catalizadores entre la familia, la sociedad, la escuela y el alumno. Debemos llevar a cabo una función formativa con la que ayudemos a nuestros alumnos a que maduren de forma personal, así como también llevar a cabo una función instructiva, en la que les orientemos y promovamos conocimientos.
Por otro lado, para llevar a cabo la función que tenemos como tutores de ayudar, apoyar y orientar a nuestros alumnos, es clave mantener una vía de comunicación e información fluida con la familia.
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