La correcta escritura, el buen uso del léxico y el dominio de las reglas gramaticales constituyen los tres grandes ámbitos que regula la norma de una lengua. Por ello, los objetivos académicos, renovados constantemente a lo largo de los siglos, se han concentrado en tres publicaciones emblemáticas: la Ortografía, el Diccionario y la Gramática.
La importancia otorgada al código ortográfico aparece ya en el Discurso proemial de la orthographía de la lengua castellana incluido en el primer tomo del Diccionario de autoridades (1726): «Una de las principales calidades, que no solo adornan, sino componen cualquier idioma, es la ortografía, porque sin ella no se puede comprender bien lo que se escribe, ni se puede percibir con la claridad con veniente lo que se quiere dar a entender». En la actualidad, junto a la obligación de «establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección», la Real Academia Española se impone en sus Estatutos el objetivo prioritario de velar por la unidad del idioma, con el fi n de que «los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de los hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico» (art. i). Este ideal de unidad ha inspirado la vocación panhispánica que preside las obras que se vienen publicando en los últimos años: la Ortografía de la lengua española (1999), el Diccionario panhispánico de dudas (2005), la Nueva gramática de la lengua española (2009), el Manual de la Nueva gramática y el Diccionario de americanismos, obras todas ellas del trabajo mancomunado de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias.
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