Al final de los tres meses de vida el bebé no ha logrado grandes progresos, va apareciendo su individualidad, mostrando un temperamento propio. Empiezan a excitarle las situaciones nuevas, lo cual facilitará las decisiones sobre las actividades de estimulación a realizar y la duración y frecuencia de éstas.
Su sistema nervioso, está madurando rápidamente lo que le facilita una mayor coordinación en las actividades de mirar, agarrar, chupar o mamar, proporcionándole una autoestimulación que lo lleva de ser pasivo a una gran actividad que le proporciona placer y satisfacción.
El descubrimiento de sus manos y dedos le introduce en un mundo fascinante facilitándole la exploración de los objetos que estén a su alcance y sean de su interés. Al mostrarle un objeto pequeño no sólo lo explora con la vista sino que hará que sus manos participen de la exploración. En general su curiosidad hacia los objetos y situaciones la demostrará mirando, palpando, succionando.
La dependencia del adulto que muestra el bebé en este período es la característica esencial del primer trimestre. Al principio el movimiento del bebé se caracteriza por la presencia de una serie de reflejos que se van superando en los meses siguientes cuando empieza una mayor coordinación en los movimientos.
El recién nacido es un ser indefenso que necesita del adulto para sobrevivir. Sus respuestas se reducen al llanto o sonrisa según su estado de bienestar, estableciendo sus principales vínculos afectivos con las personas que le rodean (familia) por los que muestra una preferencia absoluta.
Desde las primeras semanas los bebés prefieren los objetos móviles a los fijos y aquellos que son relativamente complejos a los simples. Otro de los sentidos que tiene especial importancia es el oído.
Desde el nacimiento el bebé reacciona ante los sonidos y muestra una especial sensibilidad por el lenguaje humano. La primera manifestación comunicativa del bebé se produce con su nacimiento a través del llanto. Los movimientos inconexos, el llanto indiferenciado, la sonrisa y, ante todo, el sueño profundo ocuparán las acciones del recién nacido durante las primeras semanas de su vida. Paulatinamente va percibiendo sonidos y llega hacia al final del primer mes de vida a reconocer la voz de su madre a la que responde con movimientos inconexos de pies y manos e incipiente sonrisa.
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Evaluación de los objetivos de desarrollo de 0 a 1 año
http://www.waece.org/biblioteca/practicas.php?cadena=p
Fuente: AMEI-WAECE
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