Todo niño que hable normalmente o con interrupciones en su habla, posee características únicas de personalidad, carácter o temperamento e interactúa con los demás y con las situaciones del medio ambiente de una manera original y de forma dinámica.
Las interrupciones que caracterizan la conducta de comunicación de algunos niños, también van a variar dependiendo de las situaciones en las que está involucrado, el medio ambiente, sus actitudes emocionales, su lenguaje y vocabulario, entre otras.
La palabra “fluidez” es usada originalmente para referirse a una persona que al hablar otro idioma se desenvuelve bien, así por ejemplo, se dice que esa persona “habla inglés fluido, fácilmente, con un acento adecuado”. De las personas que tartamudean se dicen que no son “fluidos” o que tienen “disfluencias”, y aunque esta palabra significa lo ya expresado, al referirnos a la patología del habla, “TARTAMUDEZ”, el hablante sabe lo que va a decir y como pronunciar la palabra, pero presenta dificultades para decirla fácilmente o en el tiempo esperado por el interlocutor.
Muchos investigadores han propuesto guías para diferenciar las interrupciones en el habla (disfluencias) que son consideradas “normales o típicas” o “atípicas”. Estas guías siguen siendo controversiales, porque aún los investigadores debaten sobre cuáles son las bases psicológicas y fisiológicas de los procesos de producción de las disfluencias típicas o atípicas.
FUENTE: http://www.sepeap.org/
Ambrose y Yairi (1999) establecen claras diferencias entre las disfluencias de los niños hablantes fluidos y los niños que presentan tartamudez. En este estudio ellos demostraron que en los niños fluidos o disfluentes normales, se observa un 24% de “Disfluencias Tipo Tartamudez” (DTT): repeticiones de partes de palabras, repeticiones de sílabas, repeticiones de sonidos, fonación inconstante: prolongaciones, bloqueos y palabras cortadas; y 76% de “Otras Disfluencias” (OD): interjecciones, revisiones, repeticiones multisilábicas y repeticiones de frases. Mientras que en los niños que tartamudean se encontraron 66% de DTT y 34% de OD
Los padres se alarman cuando un niño empieza a presentar interrupciones o disfluencias en su habla y expresan que su hijo está tartamudeando. Sin embargo está descrito que el 75% al 80% de los niños que presentan disfluencias entre los 2 y 3 años, se recuperan espontáneamente (Sheehan y Martyn, 1970). El otro 20% – 25% empiezan a luchar por producir las palabras y terminan tartamudeando. Para estos niños las disfluencias no terminan formando parte del desarrollo normal del habla y del lenguaje o de la llamada “tartamudez evolutiva”.
Aunque las “repeticiones” en los niños pequeños pueden ser consideradas normales, cuando estas empiezan a aumentar en su frecuencia de aparición, no deben ser tomadas como típicas en el habla diaria del niño. Si este aumento de las disfluencias va acompañado de movimientos asociados de la cara o del cuerpo para tratar de decir la palabra, esto se considera un signo de alerta que amerita la evaluación de un “terapista del lenguaje especializado”.
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AUTORA: Denise Behrens de Avella MS SLP CCC
FUENTE: http://www.ttmib.org/
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